Ya se sabe que el famoso cometa 29P (más correcta e innombrablemente, 29P/Schwassmann-Wachmann) es un cometa muy peculiar. Con sus aproximadamente 60 km de diámetro (lo que lo convierte en uno de los más grandes de su tipo), pertenece a ese grupo de cometas conocidos como "centauros", esto es, cometas que orbitan alrededor del Sol entre Saturno y Júpiter, si bien hace su encuentro con Júpiter cada 50 años. Este hecho, provoca que su órbita vaya cambiando poco a poco, y que su destino final sea, o bien "caer dentro" del sistema solar, o ser expulsado definitivamente de él. Los últimos estudios sobre este sugerente cometa parecen apuntar a la primera posibilidad.
Es de procedencia transneptuniana, y fue descubierto allá por 1927. De forma impredecible, sufre explosiones súbitas. Tales explosiones se traducen en una rápida subida de brillo, que resulta cómodamente observable por telescopios de aficionado como el mío. Es cierto que últimamente, los científicos del CSIC, parecen haber descubierto que esos estallidos se producen (más o menos) cada 50 días, aunque esa periodicidad hay que cogerla mucho "con pinzas", igual que las "explicaciones" sobre por qué se producen tales explosiones.
Parece estar clara la influencia del Sol y de Júpiter en este tipo de objetos (igual que con los asteroides) de modo que -en el caso de los cometas- es la variación de la distancia al Sol (simplificando el asunto) el que hace sublimar material de la superficie cometaria, haciéndole cambiar de aspecto. Sin embargo, el 29 P tiene una órbita casi circular, por lo que su distancia al Sol apenas cambia, y por ende, tampoco debería mostrar una actividad como la que presenta.
Una de las explicaciones ofrecidas a este comportamiento, apunta a que han de existir en el 29P "complejos procesos geológicos" (sic) tanto en el interior como en el exterior del cometa. Los chicos del CSIC completan la explicación argumentando que cuando pequeñas regiones del cometa ricas en hielo, se exponen a la radiación solar, se produce una muy brusca sublimación. De ese modo, el gas sublimado ejerce una presión sobre partículas diminutas, provocando los estallidos y el aumento de luminosidad. Como digo, muy "cogido con alfileres" este asunto. De hecho, en el 2014 se detectaron "miniexplosiones" (que se dan entre 10 y 15 veces al año) disparando material que vuelve a caer en la superficie del cometa, formando una especie de "corteza dura", de tal modo que cuando las "otras grandes explosiones se producen" es esa corteza dura la que se rompe, provocando esos estallidos mayores.
De cualquiera de las maneras, con la registrada en los últimos 4-5 días, ya son 3 las explosiones que llevo observándole al 29P desde Octubre del año pasado. Y eso que no siempre el 29P está visible desde mis latitudes. Aquí la imagen de la pasada noche, donde le medí una magnitud de 13,02, frente a la de 16,25 que le medía hace tan solo 12 días. Eso sin tener presente que, dado que el meteorológico no me lo ha puesto fácil, en sus inicios de explosión, el 29P llegó a la magnitud 12 y pico.
En falso color (catálogo V), la imagen:
Aquí en falso color:
Aquí un pequeño gif sobre su rápido movimiento:
En las pocas noches que he podido abrir últimamente el observatorio, ha habido otros comentas "menores" (menores = menos vistosos), más o menos débiles y no señalados ya en entradas anteriores recientes, a los que también les presté atención:
No hay comentarios:
Publicar un comentario