jueves, 18 de junio de 2020

GOAS

La observación de supernovas más o menos asequibles y bien posicionadas, se está convirtiendo en un verdadero lujo. De hecho, la última de esas características (en M61) ya cae demasiado complicada para mi observatorio a horas donde ha anochecido lo suficiente. Al tema de las variables, hace tiempo que se tuvo que renunciar. De modo que solo quedan el campo de los cometas y el de los asteroides (entre no muchos más) hacia los que apuntar el telescopio.

Sin duda, en el campo de los asteroides hay para dar y repartir objetivos, a los que poder hacer (o intentar al menos) su curva luz y extraer el periodo sinódico. En honor a la verdad, ya hace algún tiempo que le tiro "a los pedruscos" cuando abro el observatorio. No solo yo: hay repartidos por la geografía hispana algunos otros que también apuntan a estos "cacho-piedras" con idéntica intención.

Justamente, hace más de un año, se creó una lista de correos para compartir observaciones, datos, mediciones y objetivos. Recientemente, la trayectoria ha cristalizado en la web del GOAS (Grupo de observadores de Asteroides) que con diferente intensidad y dedicación, ha comenzado a sistematizar el estudio de los asteroides, e incluso hemos iniciado contactos con astrofísicos de la Universidad de Oviedo, para marcar objetivos comunes en los que podamos aportar algo. La iniciativa va por buen camino.

De entre la lista de objetivos propuestos, algunos miembros andamos centrados en desentrañar los secretos del asteroide 950-Arhensa, del que no existe mucha información. Las curvas obtenidas en las dos pasadas (ventosas) noches no dan pie al optimismo. Al menos no están siendo unas curvas muy "vistosas", y todo indica que el periodo de rotación sinódica es bastante largo, con unas amplitudes de magnitud más bien pequeñas.

Aquí la curva de la pasada noche (en realidad, es la segunda noche que le dedico a al 950-Ahrensa). Fueron tomas de 50 segundos (con viento) y "acopladas" en FotoDif cada 2 minutos:


Es inviable pretender extraer un periodo con tan solo dos noches, a pesar de que también Jose María Fernandez le haya estado tirando desde Sevilla, también en las mismas noches.

De no haber sido por el viento, habría sido una noche aceptable, dada las características de cielo que lucen por aquí. A eso de pasada la 1 de la madrugada, el TESS marcaba 19,75, y llegó a marcar 19,88 cerca de las 2 de la madrugada. Todo un hito.



El medidor TESS hace tiempo que lo tengo instalado en el observatorio de forma fija. "Usando técnicas de McGiver" he conseguido mantenerlo sujeto a un extremo, de tal forma que "lea" el cenit sin interferencias posibles:


El cable que lo conecta, va directamente al interior del observatorio, donde hay un pequeño ordenador antiguo que está permanentemente encendido y que lo único que tiene instalado (demás del sistema operativo) es el software exclusivo del TESS, muy fácil de usar, por otro lado. Además del brillo, me mide nubes y temperatura, recreando una curva de evolución de esas tres magnitudes noche tras noche.

Otro objetivo de estas observaciones está siendo el cometa C/2017 T2, que de los tres o cuatro que había en liza hace algunas semanas, es el único superviviente:


Le medí una magnitud de 13,25.

La diferencia de la noche, la marco una supernova. Un tanto "birriosa", es verdad, pero sirvió para "matar el gusano". Se trataba de la AT2020 mmz, en UMA. Era complicado (imposible) medir su brillo con garantías de calidad.

AT 2020mmz


de modo que me conformé con ser testigo de su existencia y enviar la imagen a la web de supernovas de David Bishop.

La noche no dio mucho más de sí.