En nuestro calendario, y simplificando, mañana terminamos de dar una vuelta al Sol. Otra más. Esta rotonda se ha caracterizado, entre otras cosas, porque al cambiar mis circunstancias laborales, he podido acometer no solo la remodelación del observatorio, sino abrir más veces el techo de Uraniborg y dedicar más horas por la noche. En total, han sido un total de 97 noches (contando la que espero sea hoy) las que he podido abrir. Eso ha ido acompañado por un mayor número de aportaciones a la fotometría y astrometría de cometas y asteroides, si bien este 2021 no se ha caracterizado por un gran número de supernovas a estudiar y seguir.
Las observaciones registradas en el MPC para Z55, dejan constancia de lo anterior, así como de la evolución del envío de datos desde mediados del 2016, cuando obtuve el código MPC: 962 aportes de astrometría en este 2021.
Sin duda, este año ha sido el año de los asteroides. Fruto del seguimiento de "estas piedras", han sido las curvas de luz y la determinación de los periodos de rotación, el descubrimiento de la binariedad síncrona del asteroide 4092-Tyr, hasta entonces no conocida, y su confirmación por los profesionales y la consiguiente publicación en esos medios profesionales, incluido el Minor Planet Bulletin (MPB) y el CBAT. Justamente hace un par de días, en ese mismo MPB apareció publicado (ya de forma oficial) otro artículo sobre la conformación del periodo de rotación del 663-Gerlinde:
En cartera, para la publicación en ese mismo MPB, otro artículo con el estudio de 15 asteroides más. Al mismo tiempo, en este año que termina, se han producido los primeros escarceos en el tema de la ocultación de estrellas por asteroides, si bien aquí solo "me he asomado", con un positivo que no esperaba, dadas las características del FOV de mi configuración. También comencé a hacer algunos pinitos en el tema de exoplanetas.
Poco seguimiento de supernovas, la verdad, (aunque alguna sí hubo, como se recoge en la pestaña dedicada a ello en este mismo blog) dado que el año no se ha caracterizado precisamente por ellas. Con todo, ahora hay un proyecto muy interesante en marcha sobre "vigilancia" de novas enanas (abanderado por la AAVSO y canalizado en el grupo de observadores de supernovas) y que se extiende con diversos objetos hasta el 22 de Septiembre del 2022, y en el que me he embarcado, junto a varios compañeros más. El primero de los objetos (la YZ LMi) le medí anoche (en CV con catálogo ATLAS V) una magnitud de 19,669 CV, si bien para ello tuve que integrar 9 tomas de 3 minutos cada una, y esperar a más de la media noche para que estuviera a una prudente altura (y de paso me apagaran el alumbrado de las ***** torres). Esta noche volveré a intentarlo, con permiso de la humedad ambiental, que estos días anda galopante.
También anoche hubo sitio para el asteroide 6655-Nagahama, que no está resultando fácil, pues anda rondando magnitud 16, y la dispersión en los resultados se le hace notar. Con todos los datos conseguidos hasta ahora, resulta una (inacabada) curva de rotación, y sobre la que todavía hay muchas dudas y soluciones alternativas. Pudiera ser que ese dato de periodo propuesto de algo más de 13 horas, no fuera tal, o que incluso fuera un armónico de otro menor. Queda estudio por delante.
El cometa 67-P ya viene siendo un habitual en estas noches, y ayer no fue una excepción. Anda ahora muy fotogénico, por cierto. Magnitud 12.48 (CV) Catálogo Gaia.
Igualmente, le eché un vistazo "al olvidado cometa" C/2021 L3 (Atlas), que lucía muy "resultón" en magnitud 11.85 CV (Gaia).
Esta noche, con permiso de Murphy, las nubes y la humedad, igual puedo cerrar el año observacional. Crucemos los dedos para que en el 2022 podamos olvidarnos ya del jodido COVID, y como mínimo, pueda duplicar el número de noches de observación. Ahí es nada.
