domingo, 28 de marzo de 2021

Reconstruyendo.

Podría parecer que ante la falta de entradas en este blog, he abandonado las actividades y trabajos de observación. Nada más lejos de la realidad. De hecho, los últimos meses "las miradas al cielo" se han centrado fundamentalmente en asteroides y cometas, pues las supernovas se han vuelto esquivas. Al filo de esto, hablando de pedruscos, en el próximo mes de Abril verá la luz en el Minor Planet Bulletin un artículo donde se recoge el trabajo colaborativo, y curva de rotación, de un par de asteroides, entre ellos el famoso Tyr, cuya binariedad fue puesta de relieve por el grupo GOAS. 

Ya desde el pasado mes de febrero (concretamente desde el día 10) un servidor ha "colgado la tiza", y me he jubilado tras 35 años, dos meses y 10 días haciendo uso de ella en el aula. Había llegado el momento de la retirada y lo he aprovechado, la verdad. De modo que uno de los numerosos planes que tenía planteados para cuando llegase este momento de la jubilación, era remodelar el observatorio. Remodelar Uraniborg.

Justamente, también en febrero, hizo 5 años de su construcción. En su momento, en su origen, no pude prever que con el transcurso del tiempo, necesitaría "más infraestructura" en el interior. Por ejemplo, no podía imaginar que llegaría el día en que trabajaría en remoto, desde mi estudio o desde cualquier lugar de la casa, mediante VNC. Eso exigió la instalación de internet en el habitáculo de los casi 2 x 2 m del observatorio. La señal wifi no era/es lo suficientemente potente ahí como para "tirar de ella" y gobernar así telescopio, ordenador, CCD, medidor TESS y envío de imágenes al servidor NAS. De modo que no tuve más opción que llevar un cable de red, que lógicamente andaba por el medio. A eso se unió el hecho de que con lluvia intensa y viento, el agua se cuela por la unión de las placas desplegables del tejado corredizo, por lo que tenía bastante lío y follón en el interior. Así que ahora con "el tiempo libre de jubilata" decidí remangarme y rehacerlo desde casi los cimientos. Entré como elefante en cacharrería, echando abajo todo lo que hallaba al paso:



Desde el pasado verano (verano-1 de la jodida pandemia) el observatorio necesitaba una mano de pintura fresca por el exterior, cosa que NO hice en su momento. Fue por ahí por donde comencé. La idea era también picar y enfoscar la única pared del fondo del observatorio, y aprovechar para rediseñar "la instalación eléctrica". Para eso conté con la más que inestimable ayuda y colaboración de mi querido amigo Jose María Paredes, (Gracias Jose...!!) y con la de mi esposa (😘) para el tema de la pintura interior y exterior:









Otra idea que acariciaba desde hacía tiempo, era la de instalar una columna en lugar del trípode, para la montura. Era un aspecto que siempre me ha dado "bastante yuyu" pues exige perforar el suelo de la azotea. Sin embargo, entre unos y otros (mi queridos amigos y compañeros Juan-Luis González, Jesús Delgado, Jose María Paredes, Faustino García....) me convencieron de que no ma arrepentiría de la decisión. Es más, mi "casi paisano" Jesús Delgado se ofreció a fabricarla, y no solo eso, sino que además vino a casa a colocarla en una muy agradable jornada de trabajo y charla. (Miles de gracias, Jesús...!!). Previamente, ya había "enmoqutado" el suelo del observatorio, a falta de la instalación de la columna:



Ya solo faltaba situar la columna y "el resto del instrumental":



Como es habitual Murphy no había dicho su última palabra aún. De modo que lo hizo donde más duele: en el meteorológico. Para Semana Santa, se dejaba caer con estas previsiones:


De modo que si bien (dada la cantidad de Luna) no iba a poder hacer "grandes observaciones", muy probablemente tampoco podría hacer pruebas de puesta a punto de la montura y el equipo.







Ya solo me falta reorganizar los cables del interior y empezar "a disparar" cuando Murphy me deje.