martes, 16 de agosto de 2022

Un verano de pena.

A diferencia de otros años, las temperaturas de julio y casi agosto, durante el día y la noche, han repercutido muy negativamente en el ritmo y calidad de las observaciones, que han estado bajo mínimos. Han sido pocas las noches en que me he decidido a abrir el observatorio, y en esos casos, el peltier de la CCD no bajaba del 93-95 %. De auténtica locura. Para colmo, como siempre en estas fechas, la eclíptica muy baja, de modo que tampoco se ha podido hacer gran cosa con la observación y seguimiento de asteroides, en comparación con otras estaciones del año. En fin, un verano para olvidar.

Con todo, en las pocas ocasiones que he abierto, he podido mirar algunas supernovas "raras", en pequeñas y escondidas galaxias. No muy vistosas, y en algún caso, no medible. Ahí van:

SN 2022prv

m = 16,21 CV



SN 2022 prr



SN 2022pgf

m = 15,34 CV



La calidad de los cielos no ha sido para tirar cohetes ni mucho menos, y de hecho, algunas noches abrí con idea de "solo matar el mono" de la observación. En esos casos, cuando ni asteroides ni supernovas se dejaban ver en condiciones medianamente aceptables, los cometas fueron los objetivos. Sin duda, uno de los más seguidos ha sido el C/2022 E3 (imagen), o el C/2017 K1.


Está claro que tengo que hacer nueva colección de flats: el viñeteo es evidente. Esperemos que no tarden las buenas noches.

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